Andy ahora tiene casi 18 años y está a solo unos días de ir a la universidad. Las paredes de su dormitorio, antes cubiertas con carteles de Buzz Lightyear, ahora están cubiertas con imágenes de autos deportivos, bandas de rock y patinadores. Aunque Andy ya no saca sus viejos juguetes del baúl para jugar, no ha podido deshacerse de ellos. Con su inminente marcha y la insistencia de su madre, ha llegado el momento de que Andy decida el destino de sus juguetes favoritos.
A estas alturas, la habitación de Andy se ha convertido en un emblema de las películas de Toy Story y de la propia Pixar. El idílico fondo de cielo azul y nubes blancas de Toy Story da paso a una galaxia de estrellas en Toy Story 2. Para Toy Story 3, los artefactos en las paredes, e incluso la luz del sol más tenue que entraba en la habitación, transmitían el reino de un adolescente y el nuevo problema al que se enfrentan los juguetes: la inminente marcha de Andy a la universidad.